Simón, hijo de Jonás (Pedro)
(Betsaida, finales del siglo I a. C.-Roma, c. 67 d. C.), conocido también como, Cefas o simplemente Pedro, fue, de acuerdo con múltiples pasajes neotestamentarios, uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret. Su nombre de nacimiento era Simón bar-Jona y era pescador de oficio en el mar de Galilea. Por su seguimiento de Jesús de Nazaret, se constituyó en el apóstol más conocido y citado del Nuevo Testamento en general y de los cuatro evangelios canónicos y los Hechos de los Apóstoles en particular, que lo presentan bajo muy variados aspectos. También es citado por Pablo de Tarso en sus Epístolas paulinas, incluyendo la Epístola a los gálatas donde lo refiere como una de las tres columnas de la Iglesia de Jerusalén.a Figura de primer orden y de firme valor teológico en razón del ministerio que le confió el propio Jesucristo, es también conocido como el príncipe de los apóstoles. Dado el prestigio del que gozó en la Iglesia primitiva, proliferaron también los «escritos apócrifos» centrados en su figura, como el Evangelio de Pedro, el Apocalipsis de Pedro, los Hechos de Pedro, los Hechos de Pedro y Pablo, entre otros
Pedro es con toda probabilidad el más conocido de los 12 apóstoles. Su nombre aparece primero en la lista de los discípulos (Mateo 10:2-4, entre otros). Tenía un carácter impulsivo y a veces hablaba sin filtrar sus palabras, algo que probó ser bueno en unas ocasiones y desastroso en otras (ver Mateo 14:22-33 y Mateo 16:21-23 como ejemplos).
Era hermano de Andrés, otro de los discípulos, y antes de conocer a Jesús trabajan junto a su padre como pescadores. Pedro estaba casado (Marcos 1:29-31). Él fue uno de los discípulos más cercanos de Jesús, quien lo escogió para presenciar su transfiguración (Marcos 9:2-13) y otros momentos especiales de su vida.
Aunque
muchos recuerdan a Pedro mayormente por haber negado a Jesús, la realidad es
que su ministerio después de la resurrección del Señor fue muy poderoso. En
Hechos 2:14-41 leemos el relato de su primera predicación lleno del Espíritu
Santo. Ese día, unas tres mil personas recibieron el mensaje de salvación y
fueron bautizadas comenzando así la expansión de la iglesia.
La vida de Pedro es un gran testimonio del poder del perdón de Dios para con
sus hijos.
A Pedro se le adjudica la autoría de las 2 cartas apostólicas del Nuevo Testamento que llevan su nombre, la 1ª y la 2ª Epístola del Apóstol San Pedro.
Según la tradición, Pedro murió crucificado con la cabeza hacia abajo durante la persecución de Nerón. Parece ser que él mismo solicitó que lo colocaran así porque no se sentía merecedor de morir en la misma posición que el Señor Jesucristo.
En el catolicismo, Pedro es considerado el primer Papa. Se cree que su cuerpo está enterrado bajo la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Andrés, hijo de Jonás (hermano de Simón)
El nombre Andrés proviene del griego ἀνδρείος, «valeroso». Era común entre judíos, cristianos y pueblos helenizados de la provincia de Judea. No hay ningún nombre arameo o hebreo que se corresponda con Andrés. Según la tradición, el sucesor de Andrés es el patriarca de Constantinopla.
Antes de seguir a Jesús, Andrés trabajaba como pescador junto a su hermano Simón (Pedro). Andrés fue discípulo de Juan el Bautista antes de conocer a Jesús (Juan 1:35-40) lo que muestra el anhelo sincero de su corazón por conocer a Dios. Andrés dio testimonio de Jesús desde el principio. De hecho, él testificó a su hermano Pedro tan pronto supo que Jesús era el Mesías esperado (Juan 1:40-42).
Un dato curioso sobre Andrés: para el milagro de la alimentación de más de 5000 personas, fue él quien encontró al niño que tenía 5 panes y 2 pescados y avisó a Jesús (ver Juan 6:8-12). Sin embargo, él no lograba entender cómo una cantidad tan pequeña podía ser de ayuda entre tanta gente...
Según la tradición, Andrés murió en Patras, Grecia, atado a una cruz en forma de X y con la cabeza hacia abajo. Su ministerio en Grecia había sido muy fructífero. La esposa de un gobernador recibió la sanidad y se convirtió al cristianismo, pero el gobernador se enojó mucho y mandó arrestar a Andrés condenándole a morir en la cruz. No lo clavaron, sino que lo ataron para que su muerte fuera más lenta y agobiante.
Al parecer, Andrés se mantuvo predicando el evangelio desde la cruz hasta su muerte. La cruz en forma de X es conocida como la cruz de San Andrés.
Jacobo (Santiago), hijo de Zebedeo
En latín eclesiástico se le denominaba Sanctus Iacobus, literalmente "San Jacobo", compuesto que devino en Sant Iaco y Sant Iague (o Yagüe) para culminar como Sant Iago.
Jacobo o Santiago (depende de la traducción), era hermano de Juan, el otro discípulo. Parece que eran unos hermanos muy unidos y trabajaban como pescadores junto a su padre (Marcos 1:19-20). Jesús los apodó Boanerges (o hijos del trueno, Marcos 3:17) quizás dando a entender que tenían un carácter fuerte. Ellos dos, junto con Pedro y en algunas ocasiones Andrés, formaron el círculo íntimo de Jesús: los discípulos con los que Jesús compartió sus momentos más especiales.
Por ejemplo, en Marcos 1:29 vemos a Jesús yendo con Jacobo y Juan a visitar al otro par de hermanos apóstoles, Pedro y Andrés. En esa visita Jesús sanó a la suegra de Pedro. En otra ocasión Jacobo (Santiago) presenció junto a Pedro y Juan la resurrección de una niña, la hija de Jairo (Marcos 5:35-42).
De los 12 discípulos, Jacobo fue el primero en morir como mártir en el año 44 d.C., dato registrado en la Biblia en Hechos 12:1-2. El rey Herodes mandó a que lo mataran con una espada.
Según los historiadores, después de su muerte, su cuerpo fue trasladado a Santiago de Compostela (Galicia, España). Según la tradición, Santiago había evangelizado esa región y por eso se procedió a enterrar su cuerpo en el lugar donde se encuentra hoy la Catedral de Santiago.
Juan, hijo de Zebedeo
Juan el Apóstol (hebreo יוחנן Yohanan, «el Señor es misericordioso») fue, según diversos textos neotestamentarios (Evangelios sinópticos, Hechos de los Apóstoles, Epístola a los Gálatas), uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret. Nativo de Galilea, era hermano de Santiago el Mayor e hijo de Zebedeo. Su madre podría ser Salomé. Fue pescador de oficio en el mar de Galilea, como otros apóstoles. La mayoría de los autores lo considera el más joven del grupo de «los Doce». Probablemente vivía en Cafarnaún, compañero de Pedro. Junto a su hermano Santiago, Jesús los llamó בני רעם Bnéy-ré'em (arameo), Bnéy Rá'am (hebreo), que ha pasado por el griego al español como «Boanerges», y que significa «hijos del trueno», por su gran ímpetu. Juan pertenecía al llamado «círculo de dilectos» de Jesús que estuvo con él en ocasiones especiales: en la resurrección de la hija de Jairo, en la transfiguración de Jesús, y en el huerto de Getsemaní, donde Jesús se retiró a orar en agonía ante la perspectiva de su pasión y muerte. También fue testigo privilegiado de las apariciones de Jesús resucitado y de la pesca milagrosa en el Mar de Tiberíades.
La mención del nombre «Juan», antecedido por el de «Santiago» y el de «Cefas» (Simón Pedro), como uno de los «pilares» de la Iglesia primitiva por parte de Pablo de Tarso en su epístola a los Gálatas es interpretada por la mayoría de los estudiosos como referencia de la presencia de Juan el Apóstol en el Concilio de Jerusalén.
Juan es conocido como el discípulo amado. Era hermano de Jacobo (Santiago) y al igual que Pedro y Andrés, tenía una amistad especial con Jesús. Juan estuvo con Jesús hasta el final, al parecer fue el único de los 12 que estuvo presente durante la crucifixión. Jesús le dio en ese momento una encomienda muy importante: cuidar de su madre María (Juan 19:25-27). ¡Tal era la confianza entre ellos!
Juan compartió con Jesús momentos memorables. Algunos de ellos fueron su transfiguración (Marcos 9:2-13), su angustia en Getsemaní (Mateo 26:36-46) y su crucifixión (Juan 19:25-27).
Durante los últimos años de su vida, Juan vivió exiliado en la isla de Patmos como castigo por testificar sobre Jesús. Allí escribió el libro del Apocalipsis, el último libro de la Biblia (Apocalipsis 1:1-9).
A Juan se le adjudica la autoría del Evangelio de Juan, de las cartas apostólicas 1ª, 2ª y 3ª de Juan y del Apocalipsis.
De los 12 apóstoles, Juan fue el único que con casi total seguridad murió de vejez por causas naturales. Aun así, se cree que en algún momento de su vida sobrevivió a un intento de envenenamiento.
Felipe
Fue uno de los doce apóstoles de Jesús de Nazaret. Era originario de la ciudad de Betsaida, región de Galilea.
En los apócrifos Hechos de Felipe, escritos a partir del siglo IV, se dice que predicó en Grecia, Siria y Frigia. Así mismo, tanto los Hechos de Felipe como la también apócrifa Leyenda dorada, compilada en la Baja Edad Media, dicen que fue martirizado en la ciudad frigia de Hierápolis.
Un códice descubierto en la biblioteca de Nag Hammadi en 1945 contenía un evangelio apócrifo de Felipe escrito en el siglo III que fue empleado por los cristianos gnósticos.
Jesús llamó a Felipe después de llamar a Pedro, Andrés, Jacobo y Juan. Felipe fue de inmediato a hablar con su amigo Natanael. Le dijo: «Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de quien escribieron los profetas» (Juan 1:43-48).
Vemos que Felipe conocía las Escrituras y anhelaba la venida del Mesías prometido. Él vio algo diferente en Jesús que lo llenó de esperanza y no dudó en ir a compartir con su amigo su buena noticia.
Felipe era de Betsaida (Juan 12:21), la aldea de pescadores de donde eran Juan y Jacobo. Sabemos poco sobre Felipe, pero el evangelio de Juan lo menciona en algunas ocasiones. Por ejemplo, justo antes de que Jesús multiplicara los panes y los peces para alimentar a más de 5000 personas, se dio esta conversación entre Felipe y Jesús:
Cuando
Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le dijo a
Felipe: ¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente?
Esto lo dijo solo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer.
Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan para darle un
pedazo a cada uno —respondió Felipe.
(Juan 6:5-7)
Al parecer, Felipe no se había percatado aun del inmenso poder de Jesús. Felipe mostró tener un corazón sincero y un espíritu misionero. No solo compartió de inmediato con Natanael su encuentro con Jesús, sino que en otra ocasión unos griegos se acercaron a él y le dijeron que deseaban conocer a Jesús. Felipe habló con Andrés y juntos fueron donde Jesús (Juan 12:20-22).
No se sabe con certeza cómo murió Felipe. Unos dicen que murió por causas naturales y otros, que fue crucificado, colgado o decapitado en Hierápolis, Turquía, donde había estado predicando el Evangelio.
Bartolomé (Natanael)
Fue uno de los apóstoles de Jesús. Su nombre procede del patronímico arameo bar-Tôlmay, "hijo de Tôlmay" o "hijo de Ptolomeo". Es mencionado en los tres evangelios sinópticos, siempre en compañía de Felipe.a En el Evangelio de Juan, donde no aparece con el nombre de Bartolomé, se le ha identificado con Natanael, que también está relacionado siempre con Felipe. Louis Réau considera que dado que su nombre procede de la unión de bar (hijo) y Ptolomeo, sería por tanto, descendiente de la Dinastía Ptolemaica, aunque esto no tiene ninguna base en el Nuevo Testamento; en todo caso, hay que tener en cuenta que no era extraño para los galileos del siglo I tomar nombres griegos, o bien asimilarlos a ellos.
Hay un poco de confusión sobre su nombre. Se piensa que en realidad se llamaba Natanael, pero que mucha gente lo conocía como Bartolomé (que quiere decir «el hijo de Talmai»). Sabemos que Felipe era su amigo y quien lo llevó hasta Jesús (Juan 1:45). También sabemos que Natanael tenía ciertos prejuicios sobre Nazaret. Cuando Felipe le comentó que Jesús era de Nazaret, Natanael respondió: «¡De Nazaret!. ¿Acaso de allí puede salir algo bueno? (Juan 1:46).
Sin embargo, su encuentro con Jesús despejó todas sus dudas y Natanael pasó a ser uno de los discípulos de Jesús a quien reconoció como Rabí, el Hijo de Dios y el Rey de Israel (Juan 1:47-51).
Hay algo de confusión sobre la forma en la que él murió, pero la creencia general es que también sufrió martirio. Según la tradición, él fundó la iglesia en Armenia y murió como mártir en India o en Armenia donde lo despellejaron vivo y luego lo decapitaron.
Tomás (apodado Dídimo o el Gemelo)
Tomás (hebreo: תוֹמָאס; griego: Θωμᾶς; copto: sirio: ܬܐܘܡܐ ܫܠܝܚܐ Tʾōmā šliḥā) llamado también Judas Tomás Dídimo, fue uno de los doce apóstoles de Jesús. El nombre Tomás significa «gemelo» en arameo, y Dídimo tiene la misma acepción en griego.
A Tomás se le conocía como Dídimo (el gemelo). Se recuerda a Tomás por su reacción de incredulidad después de la resurrección de Jesús. Sus palabras «Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré» (Juan 20:25) son usadas para probar su supuesta falta de fe.
Sin embargo, hubo ocasiones en las que Tomás mostró valentía y decisión. Por ejemplo, él fue el único de los discípulos que animó a Jesús a ir a ver qué había sucedido con Lázaro (Juan 11:11-16). También mostró un gran deseo de seguir el camino de Jesús hasta el final (Juan 14:5).
Según la tradición, Tomás evangelizó en Siria, en Babilonia, en India y en China. Sorprende ver que hay datos muy específicos sobre su muerte. Según los historiadores, Tomás murió atravesado por una lanza el 3 de julio del año 72 d. C., en India.
Mateo (Leví)
Mateo el Evangelista, en hebreo מתיו הקדוש (también conocido como Mateo Leví, Leví de Alfeo o Mateo el Apóstol), fue uno de los doce apóstoles elegidos por Jesús de Nazaret. La tradición cristiana, y la mayoría de documentos primarios históricos escritos en el mismo siglo, le atribuyen la autoría del Evangelio de Mateo, escrito originalmente en arameo. Alguna crítica secundaria actual relativiza esta atribución, al menos respecto al texto que nos ha llegado como tal, pero más probable el libro de Mateo fue compilado por el apóstol unos años después de dichos eventos usando notas escritas en arameo.
Etimológicamente, el nombre español Mateo proviene del griego Mathaios (Ματθαιος) y este, del arameo Mattai, una forma corta del hebreo MattanYah, que significa ‘don de Yah’ (forma corta de Yahveh), es decir, ‘don de Dios’.
Mateo (Leví) era un recaudador de impuestos y su oficio le ganaba la antipatía de todos. Los cobradores de impuestos eran conocidos por su astucia (o mala maña) para cobrarle de más a la gente y por su falta de compasión ante los deudores.
Aun así, Jesús llamó a Mateo a seguirlo y Mateo no lo dudó: se levantó de su mesa y siguió al Maestro (Mateo 9:9). Se piensa que este mismo Mateo fue el autor del Evangelio según Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento.
Según la tradición, Mateo evangelizó primero en Judea, luego en Etiopía, Persia y Antioquía. No hay claridad sobre cómo, cuándo o dónde murió. Unos dicen que fue martirizado, probablemente en Etiopía, pero otros piensan que puede haber muerto por causas naturales.
Jacobo, hijo de Alfeo
A
veces Jacobo (o Santiago) el menor ha sido confundido con otros Santiagos o
Jacobos que eran parte del círculo de amigos de Jesús. Habían tres:
--Jacobo-, hermano de Juan, uno de los "hijos de trueno", mandado a
matar por Herodes, el segundo mártir en el libro de los Hechos.
--Jacobo, hermano de Jesús, no fue uno de los Doce ni fue seguidor de
Jesús sino hasta después de la resurrección, llegó a ser el líder de
la Iglesia de Jerusalén (Hechos 1:14; 15:13; Gálatas 2:9, 12).
Posiblemente escribió el libro de Santiago.
--Jacobo, el menor (Mateo 10:3, Marcos 3:18, Lucas 6:15, Hechos 1:13)
fue nombrado el noveno discípulo en las listas bíblicas.
El Nuevo Testamento no nos dice nada más de Jacobo sino que era hijo de
Alfeo. Marcos nos cuenta que el nombre de su madre era María pero no era la
misma María, madre de Jesús. Por su devoción a Cristo, la madre de Jacobo,
esposa de Alfeo estuvo en la cruz con las otras mujeres (Marcos 15:40). Marcos
también nos cuenta que la misma María era madre de un José; Marcos es quien le
ha dado a Jacobo el apodo de "el menor".
Realmente hay personas que han tratado de identificar a Jacobo con Mateo porque
el nombre del padre de Mateo también era Alfeo. Pero no podemos decir que eran
hermanos.
Se sabe muy poco de este discípulo. Sí sabemos que su padre se llamaba Alfeo, dato mencionado en las 4 listas de los apóstoles (Mateo 10:2-4; Marcos 3:16-19; Lucas 6:13-16; Hechos 1:13). Se cree que su mamá se llamaba María (Mateo 27:56).
Tadeo (Judas Tadeo)
Judas Tadeo fue, según diversos textos neotestamentarios, uno de los discípulos de Jesús de Nazaret, que formaba parte del grupo de «los doce» apóstoles. En el Evangelio de Mateo y el de Marcos se le llama simplemente Tadeo, mientras que en el Evangelio de Lucas y en los Hechos de los Apóstoles se le llama Judas de Santiago, aunque la identificación entre «Tadeo» y «Judas de Santiago» es discutida por los especialistas. A veces se le identifica con Judas, el hermano de Jesús. En todos los casos, parece existir la tendencia de acompañar el nombre de «Judas» con alguna especificación, quizá por la preocupación de los escritores de aquellos textos por diferenciarlo de Judas Iscariote, el apóstol a quien se atribuye haber traicionado a Jesús.
El nombre «Judas» es una palabra hebrea (יהודה, Yehuda), que significa alabanzas sean dadas a Dios. «Tadeo», término proveniente del idioma arameo, significa el valiente, hombre de pecho robusto. También se le llamó «Lebeo», que significa hombre de corazón tierno.
Junto con Simón el Cananeo, Judas Tadeo era uno de los apóstoles considerados como más judaizantes dentro del grupo de «los Doce». Según el Evangelio de Juan, fue testigo privilegiado de la Última Cena, durante la cual tuvo una participación activa explícita. La tradición eclesiástica le atribuye la autoría de la epístola de Judas, punto también debatido por los biblistas.
Este es otro de los discípulos de los que se sabe muy poco. Sabemos su nombre y su apellido: Judas Tadeo. Algunas traducciones le asignan también el nombre de Lebeo.
Hay un solo pasaje bíblico en el que habla este discípulo: Juan 14:21-24. Con su pregunta a Jesús, Judas Tadeo parece mostrar un gran interés en que todo el mundo pueda recibir la manifestación del Señor.
Judas
(no el Iscariote) le dijo: ¿Por qué, Señor, estás dispuesto a manifestarte a
nosotros, y no al mundo?
Le contestó Jesús: El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y
haremos nuestra morada en él.
(Juan 14:22-23)
Según la tradición, Judas Tadeo evangelizó desde Turquía hasta Arabia, Mesopotamia y Persia. Se piensa que murió apedreado o a golpes de maza.
Simón el Zelote
Simón el Cananeo, también llamado Simón el Zelote, fue uno de los doce apóstoles de Jesús de Nazaret. Es el apóstol del que existe menos información. El teólogo y doctor de la Iglesia Jerónimo de Estridón no le menciona en su obra De viris illustribus (Los varones ilustres), escrita entre el 392-393. Predicó por Oriente Medio.
Los zelotes eran judíos fanáticos, nacionalistas que luchaban por la pureza de su fe. Sentían un odio intenso hacia los romanos.
Este dato nos lleva a pensar que Simón abrazó su fe en Cristo con gran fervor. Jesús llegó a su vida, lo transformó y Simón vivió por él y para él hasta el fin de sus días.
Puede que haya evangelizado en Asia Menor y que muriera martirizado, pero la información sobre él es bastante confusa.
El nombre de Simón está en los tres evangelios sinópticos y en el libro de Hechos de los apóstoles siempre que se ofrece una lista de los apóstoles, pero no se dan más detalles sobre él.
Para distinguirlo del apóstol Simón Pedro a este otro apóstol Mateo y Marcos lo llaman Simón el Cananeo,a mientras que Lucas lo llama Zelote.b Para el papa Benedicto XVI ambos calificativos son equivalentes, ya que "zelote" significa "celoso" y en hebreo el verbo qanà’ significa "ser celoso, apasionado". Esta es una virtud que, en el libro del Éxodo, también tiene Dios con el pueblo elegido y que también poseen los hombres que se entregan a Dios, como el profeta Elías
Judas Iscariote
Judas Iscariote (en arameo: ܝܗܘܕܐ ܣܟܪܝܘܛܐ, en griego bíblico: Ἰούδας Ἰσκαριώτης, Ioudas Iskariōtēs y probablemente en hebreo: יהודה איש-קריות Yehūḏā ʾĪš-Qǝrīyyōṯ. Kerioth ?- Jerusalén ca. 30 d.C.) Fue uno de los discípulos de Jesucristo, a quien se cuenta entre los Doce Apóstoles.
Según los cuatro evangelios canónicos Judas traicionó a Jesús ante el Sanedrín a cambio de treinta monedas de plata. El discípulo condujo a los esbirros enviados por el Sumo Sacerdote al Jardín de Getsemaní, donde se encontraba Jesús, y lo identificó por medio de un beso y saludándolo como Rabí, o «maestro». Por este acto el nombre de Judas, su epíteto de Iscariote, las treinta monedas y el «beso de Judas», son sinónimos de traición en la tradición cristiana.
Aparte de Pedro, este es probablemente el discípulo más conocido. Judas fue el discípulo que traicionó a Jesús por 30 monedas de plata y que luego fue y se ahorcó por causa del remordimiento (Mateo 26:15 y 27:1-5).
No se sabe cómo Judas llegó a ser uno de los discípulos. Sí sabemos que fue el tesorero del grupo y que a veces se beneficiaba económicamente de esa posición robando de la bolsa (Juan 12:4-6).
Judas fue el primero de los apóstoles en morir, pero él no murió martirizado. Judas se ahorcó después de traicionar a Jesús (Mateo 27:1-5).
Matías el Apóstol
Matías (en griego koiné Μαθθίας, Maththías; del hebreo original מַתִּתְיָהוּ, transliteración hebrea: Matityahu; murió c. 80 d.C.), según los Hechos de los Apóstoles, fue elegido apóstol después de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret para sustituir a Judas Iscariote tras su traición a Jesús y su posterior suicidio. Su llamado como apóstol es único en que su nombramiento no fue hecho personalmente por Jesús, quien de acuerdo a la enseñanza cristiana ya había ascendido al cielo, y también se hizo antes de la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia primitiva.
Aparece Matías en el Nuevo Testamento cuando entró en el grupo de los Doce (Hechos 1,21-26). Según los requisitos exigidos en este texto Matías debió de ser un discípulo de la primera hora y, en términos generales, seguir, en compañía de los Doce, las incidencias de la vida y ministerio de Jesús, de cuyos hechos y doctrinas debía dar testimonio; lo cual da cierta verosimilitud a la noticia de Eusebio (Hist. Ecl., 1,12.3: PG 20,117) sobre la posibilidad de que Matías fuese uno de los «Setenta» (Lc 10,1). Tal vez fue testigo de la Resurrección de Jesús, y pudo presenciar alguna aparición del mismo.
A la muerte de Jesús, y a los pocos días de la Ascensión, Pedro reunido con la comunidad cristiana (unas 120 almas) en Jerusalén explicó que, según estaba previsto en las Escrituras (Salmos 41:9), uno de los Apóstoles había prevaricado (Hechos 1:17-25), y que otro había de reemplazarle: "Sean sus días pocos, tome otro su oficio" (Salmos 109:8); por tanto, se imponía una elección. Se propusieron dos nombres: «José, por sobrenombre Barsaba, llamado Justo, y Matías». Se pronunció una oración dirigida al Señor para que manifestase su voluntad acerca de elección del nuevo Apóstol, lo mismo que antaño con la de los Doce primeros (Mc 3,13-19, par.), y se dejó al procedimiento de las suertes, corriente ya en el Antiguo Testamento (cfr. los 7,14.16; 14,2; lo 1,7), la manifestación de dicha voluntad. Ésta fue que la vacante de Judas la cubriese Matías.
¿Por qué «era necesario» nombrar uno para el puesto de Judas? Cuando Santiago el Mayor murió hacia el a. 44 (Hechos 12,2) no se nombró otro en su lugar, ni Pablo de Tarso fue nunca considerado su sustituto. Los «Doce Apóstoles» elegidos por Jesús lo son para el presente y para el futuro, cuando «juzguen (como nuevos «doce» patriarcas) a las doce tribus de Israel» (Mt 19,28; Le 22,31); y por su número ellos expresan una plenitud que, en este caso, representa la plenitud del Pueblo de Dios. Por la primera razón, Santiago al morir no dejó ninguna vacante, no terminó su apostolado; mientras que la traición de Judas y su muerte sin arrepentimiento eficaz fueron interpretadas como una deserción, un «apartarse» (parabáinein; Hechos 1,25), un «dejar su lugar desierto» (Hechos 1,20); la necesidad de un nuevo Apóstol nacía no de la muerte de Judas sino de su deserción. Por la segunda razón, era necesario completar el número de «doce».
Pablo de Tarso
Pablo de Tarso, de nombre judío Saulo de Tarso o Saulo Pablo, y más conocido como san Pablo (Tarso, Cilicia 5-10 d. C.-Roma, 58-67), es llamado el «Apóstol de los gentiles», el «Apóstol de las naciones», o simplemente «el Apóstol». Fundador de comunidades cristianas, evangelizador en varios de los más importantes centros urbanos del Imperio romano tales como Antioquía, Corinto, Éfeso y Roma, y redactor de algunos de los primeros escritos canónicos cristianos —incluyendo el más antiguo conocido, la Primera epístola a los tesalonicenses—, Pablo constituye una personalidad de primer orden del cristianismo primitivo, y una de las figuras más influyentes en toda la historia del cristianismo.
Del análisis de sus epístolas auténticas, surge que Pablo de Tarso reunía en su personalidad sus raíces judías, la gran influencia que sobre él tuvo la cultura helénica y su reconocida interacción con el Imperio romano, cuya ciudadanía —en el decir del libro de los Hechos de los Apóstoles— ejerció. Pablo se sirvió de este conjunto de condiciones para fundar varios de los primeros centros cristianos y para anunciar la figura de Jesucristo tanto a judíos como a gentiles. Sin haber pertenecido al círculo inicial de los Doce Apóstoles, y recorriendo caminos marcados por incomprensiones y adversidades, Pablo se constituyó en artífice eminente en la construcción y expansión del cristianismo en el Imperio romano, merced a su talento, a su convicción y a su carácter indiscutiblemente misionero. Su pensamiento conformó el llamado cristianismo paulino, una de las cuatro corrientes básicas del cristianismo primitivo que terminaron por integrar el canon bíblico.
De las llamadas epístolas paulinas, la Epístola a los romanos, la Primera y la Segunda epístola a los corintios, la Epístola a los gálatas, la Epístola a los filipenses, la Primera epístola a los tesalonicenses y la Epístola a Filemón tienen en Pablo de Tarso su autor prácticamente indiscutido. Ellas son, junto con el libro de los Hechos de los Apóstoles, las fuentes primarias independientes cuyo exhaustivo estudio científico-literario permitió fijar algunas fechas de su vida, establecer una cronología relativamente precisa de su actividad, y una semblanza bastante acabada de su apasionada personalidad. Sus escritos, de los que han llegado a la actualidad copias tan antiguas como el papiro datado de los años 175-225, fueron aceptados unánimemente por todas las Iglesias cristianas. Su figura, asociada con la cumbre de la mística experimental cristiana, resultó inspiradora en artes tan diversas como la arquitectura, la escultura, la pintura, la literatura, y la cinematografía y es para el cristianismo, ya desde sus primeros tiempos, una fuente ineludible de doctrina y de espiritualidad.
La última etapa de la vida de Pablo, que abarca desde su apresamiento en Jerusalén hasta su presencia en Roma, tiene como fuente fundamental el relato de Hechos de los Apóstoles 21, 27 - 28, 31, aunque el autor de Hechos no trata el deceso del Apóstol. Si bien autores cualificados de diversas extracciones reconocen que el relato no responde a criterios estrictos de historicidad al detalle, sin embargo también se considera que el relato atesora varias noticias históricas sin duda fidedignas.