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Origen de los Meses del Año

 


Enero

En el calendario gregoriano, enero (del latín iānuārius → lv. jānuāirō → em. janero → enero) es el primer mes del año y tiene 31 días. Toma su nombre del dios Jano, del latín Janus, representado con dos caras, el espíritu de las puertas y del principio y el final (la mirada hacia el pasado y hacia el futuro).​ El primer día del mes es el día de Año Nuevo. Faltan 365 días para terminar el año (en un año común) o 366 días (en un año bisiesto).

Sin embargo, enero no siempre ha sido el primer mes del año: el primitivo año de los romanos tenía diez meses (304 días en total) y comenzaba con Martius, dedicado al dios Marte, que pasó a ser marzo en español. La leyenda fija en 713 a. C., cuando el rey Numa Pompilio, sucesor de Rómulo, añadió los meses de enero y febrero para completar el año lunar (355 días).

Los calendarios medievales seguían presentando los años según la costumbre romana, en doce columnas que iban de enero a diciembre. En Francia, enero pasó a ser el primer mes del año cuando el rey Carlos IX decidió, con el Edicto de Roussillon en 1564, que el año comenzaría en adelante el 1 de enero. El papa Gregorio XIII extendió esta medida a toda la cristiandad con la adopción del calendario gregoriano en 1582.

Hasta 1752, el Reino Unido y sus colonias mantuvieron el 25 de marzo (9 meses antes del 25 de diciembre) como primer día del año. Rusia empezaba el año nuevo el 1 de marzo hasta el siglo xv y el 1 de septiembre hasta el año 1700, cuando el zar Pedro I cambió la fecha de la fiesta por el 1 de enero.

Para la Iglesia católica, este mes está dedicado al Niño Jesús y al Dulce Nombre de Jesús.

 

Febrero

En el calendario gregoriano, febrero es el segundo mes del año y es el más corto: tiene 28 días en los años comunes y 29 en los años bisiestos. En muy raras ocasiones ha habido un 30 de febrero, producido bien en la conversión del calendario juliano al gregoriano, o bien en la adopción de un calendario revolucionario en el que todos los meses tenían 30 días

Fue llamado así en honor a las februa en las Lupercales, el festival de la purificación en la Antigua Roma: sabinos celebran la fiesta anual de purificación que llamaban februa (de februum, una especie de correa), en una fecha que hoy se identifica como el 15 de febrero. Tras la fundación de Roma y el posterior surgimiento del Imperio romano, la urbe dominante tomó prestado el nombre de las fiestas 'februas' para designar el mes en que estas tenían lugar, que por entonces era el último del año.

Para la Iglesia católica, este mes está dedicado al Espíritu Santo y la Sagrada Familia.

Entre los romanos este mes estaba bajo la protección de Neptuno. Lo representaban bajo la imagen de una mujer vestida de azul, con la túnica levantada y sujetada con un cinturón. Llevaba un ave acuática entre las manos y traía sobre su cabeza una urna de la cual salía agua en abundancia, para indicar que es el mes de las lluvias; lo que también significaba la garza real y el pescado que ponían a sus pies.

 

Marzo

En el calendario gregoriano, marzo es el tercer mes del año y tiene 31 días. Su nombre deriva del latín Martius, que era el primer mes del calendario romano. ​ Martius a su vez se deriva de Mars, el nombre en latín de Marte, dios romano de la guerra.

Durante marzo ocurre, alrededor de los días 20 o 21 (dependiendo el año), uno de los dos equinoccios del año. Este es el equinoccio de primavera en el hemisferio septentrional y el equinoccio de otoño para el hemisferio meridional.

Para la Iglesia católica, este mes está dedicado a San José de Nazaret.

Entre las antiguas festividades romanas celebradas en marzo se incluyen Agonium Martiale, celebrada el 1 de marzo, el 14 de marzo y el 17 de marzo, Matronalia, celebrada el 1 de marzo, Junonalia, celebrada el 7 de marzo, Equirria, celebrada el 14 de marzo, Mamuralia, celebrada el 14 o el 15 de marzo, Hilaria el 15 de marzo y después hasta el 22-28 de marzo, Argei, celebrada el 16-17 de marzo, Liberalia y Bacchanalia, celebradas el 17 de marzo, Quinquatria, celebrada del 19 al 23 de marzo, y Tubilustrium, celebrada el 23 de marzo. Estas fechas no se corresponden con el moderno calendario gregoriano.

 

Abril

En el calendario gregoriano, abril es el cuarto mes del año y es uno de los cuatro meses que tienen 30 días. Era el segundo mes del año en el antiguo calendario romano antes de que el rey Numa Pompilio añadiera a enero y febrero alrededor del 700 a. C. Los antiguos romanos lo llamaban aprilis, en latín.

No se conoce exactamente el origen de la palabra «abril». Se ha querido relacionar con el verbo aperire (‘abrir’), por la supuesta forma aperilis, asociándolo a que en este mes la primavera abre la tierra, las flores, etc. Ovidio se une a esta idea; pero no hay fundamento etimológico que lo sustente.

También se ha propuesto como origen el griego aphrós ('espuma') a través de la forma aphrilis. Este nombre guarda un parecido con Aphrodíte, palabra griega que lleva dentro la palabra espuma y significa Afrodita, el nombre griego de una diosa mitológica, que los romanos llamaban Venus.

Abril se inicia el mismo día de la semana que julio todos los años, y que enero en los años bisiestos. Abril termina el mismo día de la semana que diciembre cada año.

 

Mayo

En el calendario gregoriano, mayo es el quinto mes del año y tiene 31 días; pero era el tercer mes en el antiguo calendario romano, donde enero y febrero no existían, estaban al final del año como una bolsa de tiempo indeterminado.

El origen de su nombre es incierto. Puede derivar de la diosa romana Maia, también conocida como Bona Dea, cuyo festival los romanos celebraban este mes que llamaban Maius. También podría provenir de la ninfa Maya, hija de Atlas y Pleione y madre de Hermes.​ Una tercera opción de su origen podría ser del término Maius Juppiter, una reducción de maximus, el más grande.

En la antigua Grecia su equivalente es el mes de Targelión.

Quintilis fue originalmente el nombre del quinto mes (que después fue cambiado de lugar para ocupar el séptimo) en el calendario romano, estaba ubicado después de junio y antes de sextilis.

De acuerdo con una tradición, la piedra de mayo es la esmeralda,​ y su flor, el lirio.

 

Junio

En el calendario gregoriano, junio (del latín Iunius, mes de Juno) es el sexto mes del año y tiene 30 días. Junio es el segundo de cuatro meses que tienen una duración de 30 días, y el tercero de cinco meses que tienen una duración inferior a 31 días. Era el cuarto mes en el calendario romano, donde enero y febrero estaban al final del año.

En junio se produce el solsticio de verano en el hemisferio norte, el día con más horas de luz, y el solsticio de invierno en el hemisferio sur, el día con menos horas de luz (excluyendo las regiones polares en ambos casos). Junio en el hemisferio norte es el equivalente estacional a diciembre en el hemisferio sur y viceversa. En el hemisferio norte, el comienzo del verano astronómico tradicional es el 21 de junio (el verano meteorológico comienza el 1 de junio). En el hemisferio sur, el invierno meteorológico comienza el 1 de junio.

A principios de junio, el sol sale en la constelación de Tauro; a finales de junio, el sol sale en la constelación de Géminis. Sin embargo, debido a la precesión de los equinoccios, junio comienza con el sol en el signo astrológico de Géminis, y termina con el sol en el signo astrológico de Cáncer.

Según algunos, recibió el nombre que lleva en honor de Lucio Junio Bruto, fundador de la República romana, más otros creen que era llamado así por estar dedicado a la juventud y además hay quien opina que su nombre fue tomado de la diosa Juno.

En iconografía, se le representa bajo la figura de un joven desnudo que señala con el dedo un reloj solar para dar a entender que el sol empieza a bajar y teniendo en la mano una antorcha encendida como símbolo de los calores de la estación.​

A principios de junio, el Sol sale por la constelación de Tauro; a finales de junio, el Sol sale por la constelación de Géminis. Sin embargo, debido a la precesión de los equinoccios, junio comienza con el sol en el signo astrológico de Gemini, y termina con el sol en el signo astrológico de Cáncer.

 

Julio

En el calendario gregoriano, julio es el séptimo mes del año y tiene 31 días. Originalmente este mes era el quinto del primitivo calendario romano y su nombre era Quintilis. En un principio tenía 36 días, número que fue reducido a 31 por el rey Rómulo, disminuido a 30 por el segundo rey de Roma Numa, y finalmente aumentado a 31, cantidad que tiene actualmente, por el dictador romano Julio César. En homenaje al mismo (Iulius Caesar, en latín) que había nacido el día 13 del mes, fue renombrado por Marco Antonio como "Iulius", de donde deriva "Julio".

En iconografía se le representaba bajo la figura de un joven de carnes bronceadas por el sol y con los cabellos coronados de espigas.

Julio es el período tradicional conocido como "mes de la cerca", la temporada cerrada para los ciervos en Inglaterra. El 31 de julio finaliza el Trinity Term del Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra. También es el tiempo en que se celebran las elecciones para la Cámara de Consejeros de Japón, que se celebra cada tres años y reemplaza la mitad de sus escaños.

 

Agosto

En el calendario gregoriano, agosto es el octavo mes del año y tiene 31 días. Se le puso este nombre en honor del emperador romano Octavio Augusto (Octavius Augustus).

En el antiguo calendario romano, el año comenzaba en marzo y el sexto mes se llamaba sextilis. Posteriormente, con la incorporación de ianuarius (enero) y februarius (febrero) al inicio del año, pasó a ser el octavo mes del año. En el 8 a. C., Octavio Augusto, primer emperador romano, optó darle su propio nombre y desde entonces sextilis pasó a llamarse augustus. Fue elegido este mes para honrar al emperador porque en él, en el año 30 a. C., venció a Cleopatra y a Marco Antonio y entró triunfador en Roma. La decisión de éste imitaba a la tomada por el Senado romano, que algunos años antes modificó el nombre del mes quintilis (quinctilis, según algunas fuentes) para denominarlo iulius (julio), en homenaje a Julio César.

Existe una creencia errónea, adjudicada a Johannes de Sacrobosco en el siglo xiii, de que el mes de agosto lleva 31 días por determinación de Octavio Augusto. El emperador romano consideraba que su mes, que por entonces supuestamente duraba 30 días, era inferior al mes de iulius, que tenía un día más; por lo tanto, habría decidido quitarle un día a febrero (que duraba 29 en los años comunes y 30 en los bisiestos) y añadirlo a augustus. No obstante, tal teoría ha sido descartada, ya que existen documentaciones que comprueban que el mes de agosto ya llevaba 31 días desde la implementación del calendario juliano impulsado por Julio César en el 45 a. C.

El mes de agosto comienza (astrológicamente) con el signo de Leo y termina en Virgo.

En Irlanda, el mes de agosto se llama Lúnasa (del antiguo irlandés Lughnasadh) y toma su nombre del dios Lugh. El primer lunes de agosto es uno de los días festivos nacionales de este país.

Entre los aborígenes canarios, especialmente entre los guanches de Tenerife, el mes de agosto recibía en nombre de Beñesmer o Beñesmen, que era también la fiesta de la cosecha celebrada en este mes.

 

Septiembre

En el calendario gregoriano, septiembre o setiembre​ es el noveno mes del año y tiene 30 días. Su nombre deriva de haber sido el séptimo mes del calendario romano. Septiembre es una palabra procedente del latín que significa 'siete meses'. A pesar de ser el noveno mes en la actualidad gracias a la aportación del calendario juliano, es el séptimo mes en el calendario romano, puesto que se consideraba que marzo era el primer mes del año, y diciembre el último.

Ambas grafías, «setiembre» y «septiembre», son correctas, si bien existe preferencia por la segunda, especialmente en el uso culto o académico.​ Por su parte, en Argentina, Costa Rica, Perú y Uruguay es de uso preferible o mayoritario la grafía setiembre, incluso en registros cultos y académicos.

 

Octubre

En el calendario gregoriano, octubre es el décimo y antepenúltimo mes del año y tiene 31 días. Su nombre deriva de haber sido el octavo mes del calendario romano. Según la Real Academia, «octubre» es la forma preferida en el uso culto, mientras que «otubre» está en desuso, aunque no se considera incorrecto.​ La palabra octubre proviene del latín, idioma en el que significa "ocho meses". A pesar de ser el décimo mes en la actualidad gracias a la aportación del calendario juliano, es el octavo mes en el calendario romano, puesto que se consideraba que marzo era el primer mes del año y diciembre, el último.

En la religión católica, el mes de octubre está dedicado a la Virgen del Rosario y ángeles de la guarda. «La Iglesia ha reconocido siempre una eficacia particular al Rosario, confiándole, mediante su recitación comunitaria y su práctica constante, las causas más difíciles».

 

Noviembre

En el calendario gregoriano, noviembre es el undécimo y penúltimo mes del año y tiene 30 días. Su nombre deriva de novem (‘nueve’, en latín), por haber sido el noveno mes del calendario romano. Mantuvo su nombre «noveno» incluso cuando al año se le agregaron otros meses después.

En Japón y en algunos países de Oriente se le llama el Mes de la Caridad.

Al principio, se representó a noviembre bajo la figura de un sacerdote de la diosa Isis vestido con una túnica de lino con la cabeza calva y apoyado en un altar sobre el cual había una cabeza de cabrito, animal que se sacrificaba a la diosa en el mes de noviembre.

Los modernos lo representan bajo la forma de un personaje vestido de hoja seca con una mano apoyada en el signo de Sagitario y la otra sosteniendo un cuerno de la abundancia, de donde salen ciertas raíces, último presente que nos ofrece la tierra.

 

Diciembre

En el calendario gregoriano, diciembre es el duodécimo y último mes del año y tiene 31 días.

Su nombre deriva de haber sido el décimo mes del calendario romano legendariamente atribuido a Rómulo hacia el año 750 a. C; los días de invierno posteriores a diciembre no se incluyeron como parte de ningún mes. Más tarde, los meses de enero y febrero se crearon a partir del período sin mes y se agregaron al comienzo del calendario, pero diciembre conservó su nombre.

Es conocido principalmente por ser mundialmente el mes de la Navidad y de la Nochevieja.

Diciembre contiene el solsticio de invierno en el hemisferio norte, el día con menos horas de luz, y el solsticio de verano en el hemisferio sur, el día con más horas de luz (excluyendo las regiones polares en ambos casos). Diciembre en el hemisferio norte es el equivalente estacional a junio en el hemisferio sur y viceversa. En el hemisferio norte, el comienzo del invierno astronómico es tradicionalmente el 21 de diciembre o la fecha del solsticio.

Las lluvias de meteoros que se producen en diciembre son las Andromedidas (del 25 de septiembre al 6 de diciembre, con un máximo en torno al 9 de noviembre), las Canis-Minoridas (del 4 al 15 de diciembre, con un máximo en torno al 10-11 de diciembre), las Coma Berenicids (del 12 al 23 de diciembre, con un máximo en torno al 16 de diciembre), las Delta Cancrids (del 14 de diciembre al 14 de febrero, la lluvia principal del 1 al 24 de enero, con un máximo el 17 de enero), las Gemínidas (del 13 al 14 de diciembre), las Monocerotids (del 7 al 20 de diciembre, con un máximo el 9 de diciembre. Esta lluvia también puede empezar en noviembre), las Fenícidas (del 29 de noviembre al 9 de diciembre, con un pico alrededor del 5/6 de diciembre), las Cuadrántidas (normalmente una lluvia de enero, pero también puede empezar en diciembre), las Sigma Hidridas (del 4 al 15 de diciembre) y las Úrsidas (del 17 al 25/26 de diciembre, con un pico alrededor del 22 de diciembre).

Los signos del zodiaco para el mes de diciembre son Sagitario (hasta el 21 de diciembre) y Capricornio (a partir del 22 de diciembre).

En la antigua Roma, como una de las cuatro Agonalias, este día en honor a Sol Indiges se celebraba el 11 de diciembre, al igual que Septimontium. El dies natalis se celebraba en el templo de Tellus el 13 de diciembre, la Consualia el 15 de diciembre, las Saturnales del 17 al 23 de diciembre, la Opiconsivia el 19 de diciembre, la Divalia el 21 de diciembre, la Larentalia el 23 de diciembre y el dies natalis de Sol Invictus el 25 de diciembre. Estas fechas no se corresponden con el calendario gregoriano moderno.

Los anglosajones denominaban a diciembre-enero como Ġēolamonaþ (inglés moderno: mes de Yule). El calendario republicano francés incluía diciembre dentro de los meses de Frimaire y Nivôse.

Origen del Calendario Gregoriano (Calendario Actual)

 


Calendario Gregoriano

 

El calendario gregoriano es el modelo de calendario actualmente utilizado de manera oficial en casi todo el mundo, denominado así por ser su promotor el papa Gregorio XIII. A partir de 1582, sustituyó gradualmente en distintos países al calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 a. C. El calendario juliano era, básicamente, el calendario egipcio, el primer calendario solar conocido que estableció la duración del año en 365 días.

 

El calendario gregoriano se originó a partir de un primer estudio realizado en 1515 por científicos de la Universidad de Salamanca, y de un segundo en 1578. Del primero se hizo caso omiso y del segundo, finalmente, surgió el actual calendario mundial, aunque el mérito se atribuyó a otros personajes.

Los primeros países en adoptar el calendario actual fueron el imperio español y Portugal; después se adoptó por toda Europa, salvo el Reino de Gran Bretaña y sus colonias americanas, que no lo hicieron hasta 1752.

BIOGRAFÍA DE LOS APÓSTOLES DE JESÚS



 Simón, hijo de Jonás (Pedro)

(Betsaida, finales del siglo I a. C.-Roma, c. 67 d. C.), conocido también como, Cefas o simplemente Pedro, fue, de acuerdo con múltiples pasajes neotestamentarios, uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret. Su nombre de nacimiento era Simón bar-Jona​ y era pescador de oficio en el mar de Galilea. Por su seguimiento de Jesús de Nazaret, se constituyó en el apóstol más conocido y citado del Nuevo Testamento en general y de los cuatro evangelios canónicos y los Hechos de los Apóstoles en particular, que lo presentan bajo muy variados aspectos. También es citado por Pablo de Tarso en sus Epístolas paulinas, incluyendo la Epístola a los gálatas donde lo refiere como una de las tres columnas de la Iglesia de Jerusalén.a​ Figura de primer orden y de firme valor teológico en razón del ministerio que le confió el propio Jesucristo, es también conocido como el príncipe de los apóstoles.​ Dado el prestigio del que gozó en la Iglesia primitiva, proliferaron también los «escritos apócrifos» centrados en su figura, como el Evangelio de Pedro, el Apocalipsis de Pedro, los Hechos de Pedro, los Hechos de Pedro y Pablo, entre otros

 

Pedro es con toda probabilidad el más conocido de los 12 apóstoles. Su nombre aparece primero en la lista de los discípulos (Mateo 10:2-4, entre otros). Tenía un carácter impulsivo y a veces hablaba sin filtrar sus palabras, algo que probó ser bueno en unas ocasiones y desastroso en otras (ver Mateo 14:22-33 y Mateo 16:21-23 como ejemplos).

Era hermano de Andrés, otro de los discípulos, y antes de conocer a Jesús trabajan junto a su padre como pescadores. Pedro estaba casado (Marcos 1:29-31). Él fue uno de los discípulos más cercanos de Jesús, quien lo escogió para presenciar su transfiguración (Marcos 9:2-13) y otros momentos especiales de su vida.

 

Aunque muchos recuerdan a Pedro mayormente por haber negado a Jesús, la realidad es que su ministerio después de la resurrección del Señor fue muy poderoso. En Hechos 2:14-41 leemos el relato de su primera predicación lleno del Espíritu Santo. Ese día, unas tres mil personas recibieron el mensaje de salvación y fueron bautizadas comenzando así la expansión de la iglesia.
La vida de Pedro es un gran testimonio del poder del perdón de Dios para con sus hijos.

A Pedro se le adjudica la autoría de las 2 cartas apostólicas del Nuevo Testamento que llevan su nombre, la 1ª y la 2ª Epístola del Apóstol San Pedro.

Según la tradición, Pedro murió crucificado con la cabeza hacia abajo durante la persecución de Nerón. Parece ser que él mismo solicitó que lo colocaran así porque no se sentía merecedor de morir en la misma posición que el Señor Jesucristo.

En el catolicismo, Pedro es considerado el primer Papa. Se cree que su cuerpo está enterrado bajo la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

 

Andrés, hijo de Jonás (hermano de Simón)


(En griego: Ἀνδρέας, Andréas) (comienzos del siglo I - mediados del siglo I), fue probablemente el primer apóstol de Jesús. En la iglesia ortodoxa es conocido como Protocletos (del griego Πρωτόκλητος Prōtoklētos, «el primer llamado»). Era el hermano mayor del apóstol Pedro.

El nombre Andrés proviene del griego ἀνδρείος, «valeroso». Era común entre judíos, cristianos y pueblos helenizados de la provincia de Judea. No hay ningún nombre arameo o hebreo que se corresponda con Andrés. Según la tradición, el sucesor de Andrés es el patriarca de Constantinopla.


Antes de seguir a Jesús, Andrés trabajaba como pescador junto a su hermano Simón (Pedro). Andrés fue discípulo de Juan el Bautista antes de conocer a Jesús (Juan 1:35-40) lo que muestra el anhelo sincero de su corazón por conocer a Dios. Andrés dio testimonio de Jesús desde el principio. De hecho, él testificó a su hermano Pedro tan pronto supo que Jesús era el Mesías esperado (Juan 1:40-42).

Un dato curioso sobre Andrés: para el milagro de la alimentación de más de 5000 personas, fue él quien encontró al niño que tenía 5 panes y 2 pescados y avisó a Jesús (ver Juan 6:8-12). Sin embargo, él no lograba entender cómo una cantidad tan pequeña podía ser de ayuda entre tanta gente...

 

Según la tradición, Andrés murió en Patras, Grecia, atado a una cruz en forma de X y con la cabeza hacia abajo. Su ministerio en Grecia había sido muy fructífero. La esposa de un gobernador recibió la sanidad y se convirtió al cristianismo, pero el gobernador se enojó mucho y mandó arrestar a Andrés condenándole a morir en la cruz. No lo clavaron, sino que lo ataron para que su muerte fuera más lenta y agobiante.

 

Al parecer, Andrés se mantuvo predicando el evangelio desde la cruz hasta su muerte. La cruz en forma de X es conocida como la cruz de San Andrés.

 

Jacobo (Santiago), hijo de Zebedeo


Santiago el Menor (en griego, Ἰάκωβος, romanizado: Iakōbos; en hebreo, יעקב בן חלפי‎, romanizado: Ya'akov ben Halfay) o Santiago, hijo de Alfeo, para distinguirlo del otro apóstol del mismo nombre (Santiago el Mayor o Santiago, hijo de Zebedeo), fue uno de los doce apóstoles de Jesucristo. Era hijo de Cleofás o Alfeo y de María de Cleofás, y hermano de Judas Tadeo y de otro José.

En latín eclesiástico se le denominaba Sanctus Iacobus, literalmente "San Jacobo", compuesto que devino en Sant Iaco y Sant Iague (o Yagüe) para culminar como Sant Iago.

Jacobo o Santiago (depende de la traducción), era hermano de Juan, el otro discípulo. Parece que eran unos hermanos muy unidos y trabajaban como pescadores junto a su padre (Marcos 1:19-20). Jesús los apodó Boanerges (o hijos del trueno, Marcos 3:17) quizás dando a entender que tenían un carácter fuerte. Ellos dos, junto con Pedro y en algunas ocasiones Andrés, formaron el círculo íntimo de Jesús: los discípulos con los que Jesús compartió sus momentos más especiales.

 

Por ejemplo, en Marcos 1:29 vemos a Jesús yendo con Jacobo y Juan a visitar al otro par de hermanos apóstoles, Pedro y Andrés. En esa visita Jesús sanó a la suegra de Pedro. En otra ocasión Jacobo (Santiago) presenció junto a Pedro y Juan la resurrección de una niña, la hija de Jairo (Marcos 5:35-42).

De los 12 discípulos, Jacobo fue el primero en morir como mártir en el año 44 d.C., dato registrado en la Biblia en Hechos 12:1-2. El rey Herodes mandó a que lo mataran con una espada.

 

Según los historiadores, después de su muerte, su cuerpo fue trasladado a Santiago de Compostela (Galicia, España). Según la tradición, Santiago había evangelizado esa región y por eso se procedió a enterrar su cuerpo en el lugar donde se encuentra hoy la Catedral de Santiago.

 

Juan, hijo de Zebedeo

Juan el Apóstol (hebreo יוחנן Yohanan, «el Señor es misericordioso») fue, según diversos textos neotestamentarios (Evangelios sinópticos, Hechos de los Apóstoles, Epístola a los Gálatas), uno de los discípulos más destacados de Jesús de Nazaret. Nativo de Galilea, era hermano de Santiago el Mayor e hijo de Zebedeo. Su madre podría ser Salomé. Fue pescador de oficio en el mar de Galilea, como otros apóstoles. La mayoría de los autores lo considera el más joven del grupo de «los Doce». Probablemente vivía en Cafarnaún, compañero de Pedro. Junto a su hermano Santiago, Jesús los llamó בני רעם Bnéy-ré'em (arameo), Bnéy Rá'am (hebreo), que ha pasado por el griego al español como «Boanerges», y que significa «hijos del trueno», por su gran ímpetu. Juan pertenecía al llamado «círculo de dilectos» de Jesús que estuvo con él en ocasiones especiales: en la resurrección de la hija de Jairo, en la transfiguración de Jesús, y en el huerto de Getsemaní, donde Jesús se retiró a orar en agonía ante la perspectiva de su pasión y muerte. También fue testigo privilegiado de las apariciones de Jesús resucitado y de la pesca milagrosa en el Mar de Tiberíades.

La mención del nombre «Juan», antecedido por el de «Santiago» y el de «Cefas» (Simón Pedro), como uno de los «pilares» de la Iglesia primitiva por parte de Pablo de Tarso en su epístola a los Gálatas es interpretada por la mayoría de los estudiosos como referencia de la presencia de Juan el Apóstol en el Concilio de Jerusalén.

 

Juan es conocido como el discípulo amado. Era hermano de Jacobo (Santiago) y al igual que Pedro y Andrés, tenía una amistad especial con Jesús. Juan estuvo con Jesús hasta el final, al parecer fue el único de los 12 que estuvo presente durante la crucifixión. Jesús le dio en ese momento una encomienda muy importante: cuidar de su madre María (Juan 19:25-27). ¡Tal era la confianza entre ellos!

Juan compartió con Jesús momentos memorables. Algunos de ellos fueron su transfiguración (Marcos 9:2-13), su angustia en Getsemaní (Mateo 26:36-46) y su crucifixión (Juan 19:25-27).

 

Durante los últimos años de su vida, Juan vivió exiliado en la isla de Patmos como castigo por testificar sobre Jesús. Allí escribió el libro del Apocalipsis, el último libro de la Biblia (Apocalipsis 1:1-9).

A Juan se le adjudica la autoría del Evangelio de Juan, de las cartas apostólicas 1ª, 2ª y 3ª de Juan y del Apocalipsis.

De los 12 apóstoles, Juan fue el único que con casi total seguridad murió de vejez por causas naturales. Aun así, se cree que en algún momento de su vida sobrevivió a un intento de envenenamiento.

 

Felipe

Fue uno de los doce apóstoles de Jesús de Nazaret. Era originario de la ciudad de Betsaida, región de Galilea.

En los apócrifos Hechos de Felipe, escritos a partir del siglo IV,​ se dice que predicó en Grecia, Siria y Frigia. Así mismo, tanto los Hechos de Felipe como la también apócrifa Leyenda dorada, compilada en la Baja Edad Media, dicen que fue martirizado en la ciudad frigia de Hierápolis.

Un códice descubierto en la biblioteca de Nag Hammadi en 1945 contenía un evangelio apócrifo de Felipe escrito en el siglo III que fue empleado por los cristianos gnósticos.

 

Jesús llamó a Felipe después de llamar a Pedro, Andrés, Jacobo y Juan. Felipe fue de inmediato a hablar con su amigo Natanael. Le dijo: «Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de quien escribieron los profetas» (Juan 1:43-48).

Vemos que Felipe conocía las Escrituras y anhelaba la venida del Mesías prometido. Él vio algo diferente en Jesús que lo llenó de esperanza y no dudó en ir a compartir con su amigo su buena noticia.

 

Felipe era de Betsaida (Juan 12:21), la aldea de pescadores de donde eran Juan y Jacobo. Sabemos poco sobre Felipe, pero el evangelio de Juan lo menciona en algunas ocasiones. Por ejemplo, justo antes de que Jesús multiplicara los panes y los peces para alimentar a más de 5000 personas, se dio esta conversación entre Felipe y Jesús:

Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le dijo a Felipe: ¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente?
Esto lo dijo solo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer.
Ni con el salario de ocho meses podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno —respondió Felipe.
(Juan 6:5-7)

 

Al parecer, Felipe no se había percatado aun del inmenso poder de Jesús. Felipe mostró tener un corazón sincero y un espíritu misionero. No solo compartió de inmediato con Natanael su encuentro con Jesús, sino que en otra ocasión unos griegos se acercaron a él y le dijeron que deseaban conocer a Jesús. Felipe habló con Andrés y juntos fueron donde Jesús (Juan 12:20-22).

No se sabe con certeza cómo murió Felipe. Unos dicen que murió por causas naturales y otros, que fue crucificado, colgado o decapitado en Hierápolis, Turquía, donde había estado predicando el Evangelio.

 

Bartolomé (Natanael)

 

Fue uno de los apóstoles de Jesús. Su nombre procede del patronímico arameo bar-Tôlmay, "hijo de Tôlmay" o "hijo de Ptolomeo". Es mencionado en los tres evangelios sinópticos, siempre en compañía de Felipe.a​ En el Evangelio de Juan, donde no aparece con el nombre de Bartolomé, se le ha identificado con Natanael, que también está relacionado siempre con Felipe. Louis Réau considera que dado que su nombre procede de la unión de bar (hijo) y Ptolomeo, sería por tanto, descendiente de la Dinastía Ptolemaica, aunque esto no tiene ninguna base en el Nuevo Testamento; en todo caso, hay que tener en cuenta que no era extraño para los galileos del siglo I tomar nombres griegos, o bien asimilarlos a ellos.

Hay un poco de confusión sobre su nombre. Se piensa que en realidad se llamaba Natanael, pero que mucha gente lo conocía como Bartolomé (que quiere decir «el hijo de Talmai»). Sabemos que Felipe era su amigo y quien lo llevó hasta Jesús (Juan 1:45). También sabemos que Natanael tenía ciertos prejuicios sobre Nazaret. Cuando Felipe le comentó que Jesús era de Nazaret, Natanael respondió: «¡De Nazaret!. ¿Acaso de allí puede salir algo bueno? (Juan 1:46).

Sin embargo, su encuentro con Jesús despejó todas sus dudas y Natanael pasó a ser uno de los discípulos de Jesús a quien reconoció como Rabí, el Hijo de Dios y el Rey de Israel (Juan 1:47-51).

 

Hay algo de confusión sobre la forma en la que él murió, pero la creencia general es que también sufrió martirio. Según la tradición, él fundó la iglesia en Armenia y murió como mártir en India o en Armenia donde lo despellejaron vivo y luego lo decapitaron.

 

Tomás (apodado Dídimo o el Gemelo)

 

Tomás (hebreo: תוֹמָאס; griego: Θωμᾶς; copto: sirio: ܬܐܘܡܐ ܫܠܝܚܐ Tʾōmā šliḥā) llamado también Judas Tomás Dídimo, fue uno de los doce apóstoles de Jesús. El nombre Tomás significa «gemelo» en arameo, y Dídimo tiene la misma acepción en griego.

 

A Tomás se le conocía como Dídimo (el gemelo). Se recuerda a Tomás por su reacción de incredulidad después de la resurrección de Jesús. Sus palabras «Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré» (Juan 20:25) son usadas para probar su supuesta falta de fe.

Sin embargo, hubo ocasiones en las que Tomás mostró valentía y decisión. Por ejemplo, él fue el único de los discípulos que animó a Jesús a ir a ver qué había sucedido con Lázaro (Juan 11:11-16). También mostró un gran deseo de seguir el camino de Jesús hasta el final (Juan 14:5).

 

Según la tradición, Tomás evangelizó en Siria, en Babilonia, en India y en China. Sorprende ver que hay datos muy específicos sobre su muerte. Según los historiadores, Tomás murió atravesado por una lanza el 3 de julio del año 72 d. C., en India.

 

Mateo (Leví)

 

Mateo el Evangelista, en hebreo מתיו הקדוש (también conocido como Mateo Leví, Leví de Alfeo o Mateo el Apóstol), fue uno de los doce apóstoles elegidos por Jesús de Nazaret. La tradición cristiana, y la mayoría de documentos primarios históricos escritos en el mismo siglo, le atribuyen la autoría del Evangelio de Mateo, escrito originalmente en arameo. ​ Alguna crítica secundaria actual relativiza esta atribución, al menos respecto al texto que nos ha llegado como tal,​ pero más probable el libro de Mateo fue compilado por el apóstol unos años después de dichos eventos usando notas escritas en arameo.

 

Etimológicamente, el nombre español Mateo proviene del griego Mathaios (Ματθαιος) y este, del arameo Mattai, una forma corta del hebreo MattanYah, que significa ‘don de Yah’ (forma corta de Yahveh), es decir, ‘don de Dios’.

 

Mateo (Leví) era un recaudador de impuestos y su oficio le ganaba la antipatía de todos. Los cobradores de impuestos eran conocidos por su astucia (o mala maña) para cobrarle de más a la gente y por su falta de compasión ante los deudores.

Aun así, Jesús llamó a Mateo a seguirlo y Mateo no lo dudó: se levantó de su mesa y siguió al Maestro (Mateo 9:9). Se piensa que este mismo Mateo fue el autor del Evangelio según Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento.

Según la tradición, Mateo evangelizó primero en Judea, luego en Etiopía, Persia y Antioquía. No hay claridad sobre cómo, cuándo o dónde murió. Unos dicen que fue martirizado, probablemente en Etiopía, pero otros piensan que puede haber muerto por causas naturales.

 

Jacobo, hijo de Alfeo

 

A veces Jacobo (o Santiago) el menor ha sido confundido con otros Santiagos o Jacobos que eran parte del círculo de amigos de Jesús. Habían tres:
--Jacobo-, hermano de Juan, uno de los "hijos de trueno", mandado a
matar por Herodes, el segundo mártir en el libro de los Hechos.
--Jacobo, hermano de Jesús, no fue uno de los Doce ni fue seguidor de
Jesús sino hasta después de la resurrección, llegó a ser el líder de
la Iglesia de Jerusalén (Hechos 1:14; 15:13; Gálatas 2:9, 12).
Posiblemente escribió el libro de Santiago.
--Jacobo, el menor (Mateo 10:3, Marcos 3:18, Lucas 6:15, Hechos 1:13)
fue nombrado el noveno discípulo en las listas bíblicas.
El Nuevo Testamento no nos dice nada más de Jacobo sino que era hijo de
Alfeo. Marcos nos cuenta que el nombre de su madre era María pero no era la misma María, madre de Jesús. Por su devoción a Cristo, la madre de Jacobo, esposa de Alfeo estuvo en la cruz con las otras mujeres (Marcos 15:40). Marcos también nos cuenta que la misma María era madre de un José; Marcos es quien le ha dado a Jacobo el apodo de "el menor".
Realmente hay personas que han tratado de identificar a Jacobo con Mateo porque el nombre del padre de Mateo también era Alfeo. Pero no podemos decir que eran hermanos.

 

Se sabe muy poco de este discípulo. Sí sabemos que su padre se llamaba Alfeo, dato mencionado en las 4 listas de los apóstoles (Mateo 10:2-4; Marcos 3:16-19; Lucas 6:13-16; Hechos 1:13). Se cree que su mamá se llamaba María (Mateo 27:56).

 

Tadeo (Judas Tadeo)

 

Judas Tadeo fue, según diversos textos neotestamentarios, uno de los discípulos de Jesús de Nazaret, que formaba parte del grupo de «los doce» apóstoles. En el Evangelio de Mateo y el de Marcos se le llama simplemente Tadeo, mientras que en el Evangelio de Lucas y en los Hechos de los Apóstoles se le llama Judas de Santiago, aunque la identificación entre «Tadeo» y «Judas de Santiago» es discutida por los especialistas. A veces se le identifica con Judas, el hermano de Jesús. En todos los casos, parece existir la tendencia de acompañar el nombre de «Judas» con alguna especificación, quizá por la preocupación de los escritores de aquellos textos por diferenciarlo de Judas Iscariote,​ el apóstol a quien se atribuye haber traicionado a Jesús.

 

El nombre «Judas» es una palabra hebrea (יהודה, Yehuda), que significa alabanzas sean dadas a Dios. «Tadeo», término proveniente del idioma arameo, significa el valiente, hombre de pecho robusto. También se le llamó «Lebeo», que significa hombre de corazón tierno.

 

Junto con Simón el Cananeo, Judas Tadeo era uno de los apóstoles considerados como más judaizantes dentro del grupo de «los Doce». Según el Evangelio de Juan, fue testigo privilegiado de la Última Cena, durante la cual tuvo una participación activa explícita. La tradición eclesiástica le atribuye la autoría de la epístola de Judas, punto también debatido por los biblistas.

 

Este es otro de los discípulos de los que se sabe muy poco. Sabemos su nombre y su apellido: Judas Tadeo. Algunas traducciones le asignan también el nombre de Lebeo.

 

Hay un solo pasaje bíblico en el que habla este discípulo: Juan 14:21-24. Con su pregunta a Jesús, Judas Tadeo parece mostrar un gran interés en que todo el mundo pueda recibir la manifestación del Señor.

Judas (no el Iscariote) le dijo: ¿Por qué, Señor, estás dispuesto a manifestarte a nosotros, y no al mundo?
Le contestó Jesús: El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra morada en él.
(Juan 14:22-23)

 

Según la tradición, Judas Tadeo evangelizó desde Turquía hasta Arabia, Mesopotamia y Persia. Se piensa que murió apedreado o a golpes de maza.

 

Simón el Zelote

 

Simón el Cananeo, también llamado Simón el Zelote, fue uno de los doce apóstoles de Jesús de Nazaret. Es el apóstol del que existe menos información.​ El teólogo y doctor de la Iglesia Jerónimo de Estridón no le menciona en su obra De viris illustribus (Los varones ilustres), escrita entre el 392-393. Predicó por Oriente Medio.

 

Los zelotes eran judíos fanáticos, nacionalistas que luchaban por la pureza de su fe. Sentían un odio intenso hacia los romanos.

Este dato nos lleva a pensar que Simón abrazó su fe en Cristo con gran fervor. Jesús llegó a su vida, lo transformó y Simón vivió por él y para él hasta el fin de sus días.

 

Puede que haya evangelizado en Asia Menor y que muriera martirizado, pero la información sobre él es bastante confusa.

El nombre de Simón está en los tres evangelios sinópticos y en el libro de Hechos de los apóstoles siempre que se ofrece una lista de los apóstoles, pero no se dan más detalles sobre él.

 

Para distinguirlo del apóstol Simón Pedro a este otro apóstol Mateo y Marcos lo llaman Simón el Cananeo,a​ mientras que Lucas lo llama Zelote.b​ Para el papa Benedicto XVI ambos calificativos son equivalentes, ya que "zelote" significa "celoso" y en hebreo el verbo qanà’ significa "ser celoso, apasionado". Esta es una virtud que, en el libro del Éxodo, también tiene Dios con el pueblo elegido y que también poseen los hombres que se entregan a Dios, como el profeta Elías

 

Judas Iscariote

 

Judas Iscariote (en arameo: ܝܗܘܕܐ ܣܟܪܝܘܛܐ‎, en griego bíblico: Ἰούδας Ἰσκαριώτης, Ioudas Iskariōtēs y probablemente en hebreo: יהודה איש-קריות‎ Yehūḏā ʾĪš-Qǝrīyyōṯ. Kerioth ?- Jerusalén ca. 30 d.C.) Fue uno de los discípulos de Jesucristo, a quien se cuenta entre los Doce Apóstoles.

 

Según los cuatro evangelios canónicos Judas traicionó a Jesús ante el Sanedrín a cambio de treinta monedas de plata. El discípulo condujo a los esbirros enviados por el Sumo Sacerdote al Jardín de Getsemaní, donde se encontraba Jesús, y lo identificó por medio de un beso y saludándolo como Rabí, o «maestro». Por este acto el nombre de Judas, su epíteto de Iscariote, las treinta monedas y el «beso de Judas», son sinónimos de traición en la tradición cristiana.

 

Aparte de Pedro, este es probablemente el discípulo más conocido. Judas fue el discípulo que traicionó a Jesús por 30 monedas de plata y que luego fue y se ahorcó por causa del remordimiento (Mateo 26:15 y 27:1-5).

 

No se sabe cómo Judas llegó a ser uno de los discípulos. Sí sabemos que fue el tesorero del grupo y que a veces se beneficiaba económicamente de esa posición robando de la bolsa (Juan 12:4-6).

Judas fue el primero de los apóstoles en morir, pero él no murió martirizado. Judas se ahorcó después de traicionar a Jesús (Mateo 27:1-5).

 

Matías el Apóstol

 

Matías (en griego koiné Μαθθίας, Maththías; del hebreo original מַתִּתְיָהוּ‎, transliteración hebrea: Matityahu; murió c. 80 d.C.), según los Hechos de los Apóstoles, fue elegido apóstol después de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret para sustituir a Judas Iscariote tras su traición a Jesús y su posterior suicidio. Su llamado como apóstol es único en que su nombramiento no fue hecho personalmente por Jesús, quien de acuerdo a la enseñanza cristiana ya había ascendido al cielo, y también se hizo antes de la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia primitiva.


Aparece Matías en el Nuevo Testamento cuando entró en el grupo de los Doce (Hechos 1,21-26). Según los requisitos exigidos en este texto Matías debió de ser un discípulo de la primera hora y, en términos generales, seguir, en compañía de los Doce, las incidencias de la vida y ministerio de Jesús, de cuyos hechos y doctrinas debía dar testimonio; lo cual da cierta verosimilitud a la noticia de Eusebio (Hist. Ecl., 1,12.3: PG 20,117) sobre la posibilidad de que Matías fuese uno de los «Setenta» (Lc 10,1). Tal vez fue testigo de la Resurrección de Jesús, y pudo presenciar alguna aparición del mismo.

 

A la muerte de Jesús, y a los pocos días de la Ascensión, Pedro reunido con la comunidad cristiana (unas 120 almas) en Jerusalén explicó que, según estaba previsto en las Escrituras (Salmos 41:9), uno de los Apóstoles había prevaricado (Hechos 1:17-25), y que otro había de reemplazarle: "Sean sus días pocos, tome otro su oficio" (Salmos 109:8); por tanto, se imponía una elección. Se propusieron dos nombres: «José, por sobrenombre Barsaba, llamado Justo, y Matías». Se pronunció una oración dirigida al Señor para que manifestase su voluntad acerca de elección del nuevo Apóstol, lo mismo que antaño con la de los Doce primeros (Mc 3,13-19, par.), y se dejó al procedimiento de las suertes, corriente ya en el Antiguo Testamento (cfr. los 7,14.16; 14,2; lo 1,7), la manifestación de dicha voluntad. Ésta fue que la vacante de Judas la cubriese Matías.

 

¿Por qué «era necesario» nombrar uno para el puesto de Judas? Cuando Santiago el Mayor murió hacia el a. 44 (Hechos 12,2) no se nombró otro en su lugar, ni Pablo de Tarso fue nunca considerado su sustituto. Los «Doce Apóstoles» elegidos por Jesús lo son para el presente y para el futuro, cuando «juzguen (como nuevos «doce» patriarcas) a las doce tribus de Israel» (Mt 19,28; Le 22,31); y por su número ellos expresan una plenitud que, en este caso, representa la plenitud del Pueblo de Dios. Por la primera razón, Santiago al morir no dejó ninguna vacante, no terminó su apostolado; mientras que la traición de Judas y su muerte sin arrepentimiento eficaz fueron interpretadas como una deserción, un «apartarse» (parabáinein; Hechos 1,25), un «dejar su lugar desierto» (Hechos 1,20); la necesidad de un nuevo Apóstol nacía no de la muerte de Judas sino de su deserción. Por la segunda razón, era necesario completar el número de «doce».

 

Pablo de Tarso

 

Pablo de Tarso, de nombre judío Saulo de Tarso o Saulo Pablo,​ y más conocido como san Pablo (Tarso, Cilicia 5-10 d. C.​-Roma, 58-67​), es llamado el «Apóstol de los gentiles», el «Apóstol de las naciones», o simplemente «el Apóstol». Fundador de comunidades cristianas, evangelizador en varios de los más importantes centros urbanos del Imperio romano tales como Antioquía, Corinto, Éfeso y Roma, y redactor de algunos de los primeros escritos canónicos cristianos —incluyendo el más antiguo conocido, la Primera epístola a los tesalonicenses—, Pablo constituye una personalidad de primer orden del cristianismo primitivo, y una de las figuras más influyentes en toda la historia del cristianismo.

 

Del análisis de sus epístolas auténticas, surge que Pablo de Tarso reunía en su personalidad sus raíces judías, la gran influencia que sobre él tuvo la cultura helénica y su reconocida interacción con el Imperio romano, cuya ciudadanía —en el decir del libro de los Hechos de los Apóstoles— ejerció. Pablo se sirvió de este conjunto de condiciones para fundar varios de los primeros centros cristianos y para anunciar la figura de Jesucristo tanto a judíos como a gentiles. Sin haber pertenecido al círculo inicial de los Doce Apóstoles, y recorriendo caminos marcados por incomprensiones y adversidades, ​ Pablo se constituyó en artífice eminente en la construcción y expansión del cristianismo en el Imperio romano, merced a su talento, a su convicción y a su carácter indiscutiblemente misionero. Su pensamiento conformó el llamado cristianismo paulino, una de las cuatro corrientes básicas del cristianismo primitivo que terminaron por integrar el canon bíblico.

 

De las llamadas epístolas paulinas, la Epístola a los romanos, la Primera y la Segunda epístola a los corintios, la Epístola a los gálatas, la Epístola a los filipenses, la Primera epístola a los tesalonicenses y la Epístola a Filemón tienen en Pablo de Tarso su autor prácticamente indiscutido. Ellas son, junto con el libro de los Hechos de los Apóstoles, las fuentes primarias independientes cuyo exhaustivo estudio científico-literario permitió fijar algunas fechas de su vida, establecer una cronología relativamente precisa de su actividad, y una semblanza bastante acabada de su apasionada personalidad. Sus escritos, de los que han llegado a la actualidad copias tan antiguas como el papiro P {\displaystyle {\mathfrak {P}}}  datado de los años 175-225, fueron aceptados unánimemente por todas las Iglesias cristianas. Su figura, asociada con la cumbre de la mística experimental cristiana, resultó inspiradora en artes tan diversas como la arquitectura, la escultura, la pintura, la literatura, y la cinematografía y es para el cristianismo, ya desde sus primeros tiempos, una fuente ineludible de doctrina y de espiritualidad.

 

La última etapa de la vida de Pablo, que abarca desde su apresamiento en Jerusalén hasta su presencia en Roma, tiene como fuente fundamental el relato de Hechos de los Apóstoles 21, 27 - 28, 31, aunque el autor de Hechos no trata el deceso del Apóstol. Si bien autores cualificados de diversas extracciones reconocen que el relato no responde a criterios estrictos de historicidad al detalle, sin embargo también se considera que el relato atesora varias noticias históricas sin duda fidedignas.